El descubrimiento de la Necrópolis de Meidoun en 1818 y el primer contacto con Imhotep II, conocido como el Faraón Negro, transformó por completo del destino del Imperio Británico. Tras su conversación con una voz de ultratumba, Lord Carter se convirtió en el primer nigromante inglés y fundó El Culto en 1819. Le llevó casi 21 años completar la mayor blasfemia posible, la resurrección de una persona muerta. Él mismo reconoció que el proceso no cumplió sus expectativas, ya que a Lázaro no le quedó ninguna capacidad intelectual. Fue sin embargo el primer zombi de Londres, lo cual fue la piedra angular para una nueva era en la historia de Gran Bretaña.
Lord Carter, encubriendo sus actos bajo el aspecto de ser un progreso para la humanidad, consiguió frenar el horror que su experimento generó en la sociedad británica. Algunas Sociedades Filantrópicas le ayudaron a conseguir que la gente aceptase la idea de que los zombis pudieran reemplazar a los trabajadores en las fábricas. Lord Carter consiguió convencer a los empresarios de que sus criaturas tenían una ventaja económica real. Sin embargo este hecho llevó a las revueltas anti-zombi de 1842, lideradas por Lord Wofenby. La Cámara de los Lores consiguió forzar un compromiso entre las dos partes enfrentadas.