Una vez más
'Rata' (su verdadero nombre es Otto Sangreoscura, pero Ratero, o Rata es más
adecuado) y yo hemos salido vivos, pero no indemnes, de una de nuestras
aventuras. Ese maldito torreón estaba infestado de kobolds... Kobolds y esos
extraños túnicas negras que nos lo pusieron bastante difícil.
Nos
encaminamos a primera hora de la mañana hacia el torreón derruido, del cual habíamos
oído muchas habladurías: desde que estaba encantado, hasta que un dragón
custodiaba un enorme tesoro. 'Rata', como siempre, en cuanto escuchó en la
posada la palabra tesoro olvidó dragón y encantado y se puso pesado... Muy, muy
pesado hasta que accedí a ir a investigar el lugar. Tengo cariño a ese
ladronzuelo desde el día en que me salvo la vida... para robarme mi bolsa de
oro, claro está, pero me la salvó al fin y al cabo. Al menos, cuando le pedí mi
bolsa de vuelta, varias veces y las últimas de forma bastante insistente y
agresiva, me la devolvió, aunque con algo menos de peso.
En definitiva,
cargamos nuestros bultos en Francis, mi precioso mulo, y nos pusimos en camino.
El pequeño torreón, en un lugar no del todo accesible, se encontraba en
bastante mal estado, abandonado hace décadas e invadido por la sucia vegetación
del pantano en el que se encuentra. Una vez cerca del mismo dejamos a Francis
en un lugar protegido, nos pusimos el equipo, y nos preparamos para entrar...
La puerta de
acceso al interior estaba abierta, desencajada de sus goznes, y daba a un
pasillo sucio, lleno de escombros e iluminado a través de los agujeros que
había en el techo. Al fondo del pasillo, vimos un portalón cerrado. 'Una puerta
cerrada siempre invita a entrar' comentó Rata con su típica sonrisa de pícaro,
mientras sus ojos brillaban como el oro que tanto ansía. Entramos en el
pasillo, y Rata, susurrando, me dijo que se sentía observado... Para variar, no
le hice ni caso, 'aquí no hay nadie' me dije y, una vez más, metí la pata.
Debería dejar de pecar de confiado de una vez, porque vamos... últimamente
salimos vivos de milagro después de alguna de mis torpezas.
En la parte
izquierda del pasillo, había dos estancias vacías, aunque llenas de cascotes y
escombros... No encontramos nada interesante por allí así que nos decidimos por
abrir el portalón. Pese a que lo hicimos con cuidado para evitar los problemas
habituales, pasó lo de siempre: Una flecha pasó por encima de Rata y se clavó
en mi cota de escamas a la altura del pecho. Cualquier día de estos la flecha
va a clavarse un poco más arriba, y vamos a tener un disgusto. Parapetados tras
unas cajas, unos bichos feísimos (y que no olían a rosas precisamente) nos disparaban con arcos, así que elevé una plegaria a
Hendricks y en cuanto Rata se apartó del umbral de la puerta cargué como un
poseso contra las criaturas. La primera, en la frente... en la frente del
bichejo que tenía más cercano incrusté mi maza, mientras recibía flechas por
todos los lados. Rata a su vez se dedicaba a dar estocazos a diestro y siniestro,
sin demasiada efectividad. 'Maldición, parece que más que matar a los kobolds,
les torturaba sin piedad, haciéndoles cortes por aquí y por allá pero sin acabar de
rematarlos' comentó a la vuelta del torreón.
Tras unos
cuantos lances, más o menos afortunados, logramos hacer retroceder a los
apestosos kobolds, y tomamos posición cubierta tras las cajas. Rata preparó su
ballesta, yo mi honda y comenzamos a acribillar a los apestoso bichos… O ellos
a nosotros… La estancia se hacía muy
amplia tras las cajas, y los kobolds habían tomado posiciones al fondo de la
misma y no paraban de lanzarnos proyectiles con sus pequeños arcos. Además,
mientras nos dedicábamos a esquivar proyectiles y lanzar los que podíamos, los
bichos que habían huido consiguieron reagruparse y volvieron a la carga. Para
cuando me di cuenta de que estaban ya a mi lado, empuñando sus pequeñas
espaditas, Rata había desaparecido intentando flanquear a los tiradores, y yo
no tenía ningún arma con la que atacar a los kobolds. Darles ‘latigazos’ con la
honda no parecía una buena opción, y no tenía tiempo de sacar la maza, así que
hice lo más lógico, lo que cualquiera hubiera hecho en mi posición… ¡¡¡Me
lié a ostias con el escudo!!! La verdad es que se convirtió en la mejor arma del día, pero eso es adelantar acontecimientos… Al primer kobold le hundí la
crisma de un solo golpe, pero los siguientes fueron más complicados. Mientras,
y de esto me enteré más tarde, Rata seguía ‘torturando’ a sus víctimas, incluido
un nuevo enemigo, lo que luego supusimos que se trataba de un hechicero vestido
de negro. Para cuando terminé con los kobolds que me atacaban, los cuales hicieron
un par de agujeros en mi armadura, Rata ya estaba ‘examinando’ los cadáveres. En vez de ayudarme, se dedicaba a saquear, aunque hay que reconocer que estaba demasiado malherido como para ser útil en combate. Cuando nos reunimos, intenté sanarlo, rezando a Hendricks
para que me diese la fuerza para hacerlo, y parece que me ayudó, la verdad sea
dicha.
Logramos
descansar en una estancia bastante cómoda, anexa a la gran sala donde se
produjo el combate, con una cama, una bañera (eso sí, llena de mugre) y un par
de cofres que mi amigo se encargó de ‘examinar’ cuidadosamente. Me senté en la
cama, y saqué un poco de cecina de potro y mi cantimplora con vino y almorcé… ¡Las
batallas dan hambre! Derramé un poco de vino en honor de Hendricks... a mi dios
también le gusta beber un poco de vez en cuando…
Bueno, dejo aquí el relato por ahora, Rata ha vuelto de
examinar los alrededores, mientras hacíamos una pequeña parada para descansar y
tomar fuerzas… Aún nos quedan un par de horas para llegar al pueblo. En la
posada terminaré la narración, con una buena pata de cerdo y una gigantesca
jarra de cerveza para acompañarla… Se me hace la boca agua con sólo imaginarlo…
Real como la vida misma igual no es exactamente el mejor comentario para una partida de rol... pero asi fue!!!
ResponderEliminarY que lo digas Rata... Y aún nos queda lo mejor... Cómo les contamos nuestras habilidades abriendo cofres sin parecer gilipollas? :P
ResponderEliminarlos cofres terminaron abiertos... por lo tanto lo podemos poner como que somos imaganitivos, con vision lateral para resolver problemas, con recursos, habiles, espera que todavía se me ocurre alguna cosa mas de estas tipicas de consultoria informatica, a si, trabajamos en equipo para resolver los problemas, comprometidos,...
ResponderEliminaren resumen: gilipollas que no saben abrir un cofre!
Bueno, con lo que me reí yo leyendo imagino que hubo aún más diversión en la partida. :D
ResponderEliminarMe alegro de que te guste, en serio :-), sigue leyendo si quieres, y verás lo torpes que somos mi compañero y yo. Echarás muchas más risas... El lunes, el final de la historia, y la demostración de nuestra habilidad para abrir cofres...
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